Areias do Seixo

Nuestras reseñas

El proyecto de la pareja Marta y Gonçalo, quienes viajaron por el mundo pero nunca encontraron exactamente lo que querían en un hotel, brilla con su compromiso y pasión, proporcionando un verdadero hogar ecológico para los huéspedes. Por las noches, alrededor de una fogata, Gonçalo toca su guitarra y cantan, acompañados de vino y huéspedes. Seguido de cenas que aprovechan la abundante producción de su jardín, así como platos generosos como sepia frita con ostras y arroz al limón o cochinillo asado con pimientos y naranja.

Las habitaciones del hotel principal brillan con espejos y velas, colchas de patchwork y chimeneas de leña. Candelabros cuelgan sobre camas de hierro forjado. Los baños son amplios, con duchas y bañeras lo suficientemente grandes para dos personas, situados sobre pisos de cemento barnizado con sillas de madera flotante y paredes formadas por guijarros suaves (el seixo del nombre). Un olivo podría crecer en medio de tu baño, o podrías tener una bañera de hidromasaje en una terraza privada frente al mar. Las nuevas villas familiares, con capacidad para seis personas, al otro lado de la carretera son de estilo similar pero cuentan con una piscina privada y un área de barbacoa al aire libre.

El spa infunde una sensación de paz en el momento en que entras, con luces marroquíes parpadeando en las habitaciones oscurecidas. Afuera, una elegante piscina, el impresionante huerto, el gallinero y el invernadero donde se crean muchas infusiones de té, esperan ser explorados. Un corto paseo sobre las dunas de arena te lleva a los acantilados sobre el mar.

Noah, el restaurante de playa del hotel, está a un paseo en bicicleta (las bicicletas están disponibles para tomar prestadas del hotel), al igual que su escuela de surf.

Mary Lussiana