Hotel Gardenia al Lago

Nuestras reseñas

El Hotel Gardenia al Lago es un hotel familiar en la orilla occidental del Lago de Garda. Durante un siglo, ha pertenecido a la familia Arosio, quienes lo hicieron su residencia de verano en 1925 antes de abrirlo como una casa de huéspedes en 1957, y luego lo ampliaron en la década de 1970. Hoy en día, el hotel sigue en sus manos, y esa continuidad le da al hotel su carácter distintivo. Costantina Arosio (nacida en 1937), cariñosamente conocida como 'Tina', todavía supervisa atentamente el funcionamiento del hotel junto a sus hijos Giorgio y Andrea (su tercer hijo Valerio dirige la propiedad hermana Hotel du Lac).

La atmósfera es de historia y tradición vivida más que de formalidad pulida. La planta baja cuenta con una sala de música, aún centrada en los pianos, un recordatorio de la herencia de la familia en la fabricación de pianos. Los pasillos están llenos de fotografías en blanco y negro que muestran la vida familiar, sus primeros años de negocios y a parientes en uniforme durante la Primera Guerra Mundial. Este sentido de historia personal se extiende por toda la villa.

Las habitaciones siguen siendo sencillas y auténticas, amuebladas con los muebles de la familia de cuando era su casa de verano, muchas tienen impresionantes vistas al lago. Las camas están vestidas con sábanas y mantas de manera tradicional, los suelos están cubiertos con baldosas originales con patrones, y los baños son luminosos con azulejos coloridos e incluyen bidés. Estos detalles crean una experiencia que es tanto nostálgica como genuina.

Las comidas en el Restaurante Rivalago se sirven al aire libre junto al lago en los jardines entre olivos y palmeras en la terraza que da directamente al lago o dentro en el comedor. Espere manteles y servilletas de lino, así como un personal encantador uniformado. La comida es estacional y arraigada en la región, con pescado del lago, pastas hechas a mano y verduras de productores locales. La bodega subterránea de la familia se suma a la experiencia con botellas de pequeños productores italianos que se centran en variedades de uva autóctonas. El desayuno es un buffet de pasteles, frutas, yogur, quesos, jamones y, por supuesto, pasteles y galletas italianas caseras, y aquí no se cobra por los cafés especiales en el desayuno. De hecho, la lista de bebidas es increíblemente razonable, un Negroni por €9, Campari Soda por €5 y si desea un cappuccino después de las 11am, solo será €3. La generosidad de espíritu es evidente en el menú del restaurante y la lista de vinos también.

Hay mucho que hacer y ver durante su estancia, desde nadar en el lago, hacer kayak, practicar senderismo y tomar el sol en días más cálidos (nota: se necesitan suéteres en octubre). Además, puede ir de compras en Salò (25 minutos en coche) y Gargnano a solo 5-10 minutos a pie. Raul es excelente y está disponible para dar masajes profundos, altamente recomendados después de una caminata.

También puede visitar el limonar restaurado de la familia en Crocefisso, la pasión de Andrea y una de las pocas casas de limones que quedan en el lago, que ofrece una visión de las largas tradiciones de cultivo de cítricos del Lago de Garda. Necesitará un mínimo de tres noches para relajarse, estar presente y disfrutar plenamente de la experiencia en el Hotel Gardenia.

Lulu Townsend