So/ Paris Hotel

Nuestras reseñas

En el Boulevard Morland, en el distrito de Arsenal, el SO/ París es una visión de un futurismo peculiar; la visión del mañana del pasado. Es muy favorecido en el mundo del arte y la moda, y las peculiaridades de la pintura, escultura y arquitectura de artistas franceses contemporáneos se encuentran desde el vestíbulo hasta el ascensor y las suites, que miran ya sea hacia la Bastilla o, mejor aún, la vista de postal del Sena, desde la estación de Austerlitz hasta la Torre Eiffel.

Las habitaciones son cómodas y económicas, con camas amplias como nubes cumulonimbus. Las vistas, quizás las más amplias de cualquier hotel en la ciudad, se deben a la sorprendente altura. El ascensor es tan suave que apenas se nota el ascenso de quince pisos hasta la cima, y uno necesita cruzar el Sena por el cercano Pont du Sully y pararse en la orilla izquierda para darse cuenta de toda su altura. El colorido interior de pasteles y columnas de la era espacial desmiente su exterior beige, casi subliminal, que se mezcla sorprendentemente bien con su entorno.

Desde los dos pisos superiores, hay vistas panorámicas de 360 grados de todo el paisaje urbano. Aquí es donde Bonnie —restaurante, bar y club, todos tres una mezcla moderna de mediados de siglo de vidrio, espejo y acero— preside, donde se sirven huevos y tocino cada mañana, y donde cada noche se sirven las bebidas hasta tarde.

El hotel tiene un ambiente de negocios casual pero serio, mejor capturado en el centro de ocio subterráneo, que se inclina más hacia el ejercicio que hacia la relajación; la piscina de 20 metros de largo, el equipo de gimnasio y el estudio de yoga (con clases organizadas) son bien utilizados por quienes desean aprovechar al máximo su estancia. El pequeño spa, con personal amigable, ofrece, además de masajes y un baño turco, como parte del paquete de bienvenida, un suero facial personalizado de Codage Paris cosmetics, que se elabora después de una consulta de media hora.

James Patterson