St Martins Lane

Nuestras reseñas

Parece un edificio de oficinas elegante. Mira de nuevo, y notarás las macetas gigantes, las cabinas telefónicas rojas y la puerta giratoria de vidrio imponente, aunque no hay señalización obvia. Al entrar en el amplio vestíbulo, el sentido de diversión continúa. La alfombra roja VIP tradicional ha sido reemplazada por una audaz versión negra con bordes rojos llamativos; piezas de ajedrez gigantes están a un lado mientras que taburetes en forma de 'muelas doradas' se encuentran detrás. Hay espejos enormes, pilares blancos gruesos y vastas ventanas, algunas teñidas de amarillo para que las calles de Londres parezcan menos grises. Todos son sellos del diseñador rebelde Philippe Starck, quien supervisó la conversión de un antiguo edificio de oficinas en el hotel en 1999. Está lleno de irreverencia y peculiaridades - un bar escondido con ambiente de speakeasy, un salón que juega con el estilo de una sala de estar británica formal - que hacen sentir a los huéspedes que están en una fiesta. A pesar de las excentricidades, los niveles de servicio son impecables con el personal apareciendo justo cuando se les necesita. Las habitaciones son elegantes en blanco sobre blanco que podrían parecer clínicas si no fuera por la iluminación ambiental moderna, las ventanas de suelo a techo y toques ingeniosos como una colorida planta en maceta. La sensación general es tanto relajante como lujosa. Hay un vibrante - y bien de precio para el centro de Londres - menú panasiático en el restaurante y una de las mejores experiencias de desayuno que este escritor ha disfrutado, desde mango fresco y yogur griego hasta tortillas, frittatas y el completo asado. Deja tiempo para un cóctel en el Blind Spot al estilo speakeasy. Deliciosamente decadente.

Helen Pickles