The Mitre Hotel

Nuestras reseñas

Ha habido una posada de algún tipo en este sitio frente a las puertas de entrada del Palacio de Hampton Court desde 1665. ¡Sin embargo, la última encarnación ciertamente ha subido el listón! La propiedad fue comprada por la colección Signet y han invertido sumas considerables transformando lo que era un destino bastante común en uno que ha dejado a los críticos entusiasmados. Y no es difícil ver por qué. Entras directamente en un acogedor área de recepción con suelo de madera decapada, cómodos sofás y una chimenea, para ser recibido por un personal cálido y alegre y una copa de vino tinto. Los interiores son perfectos para esta ubicación junto al río. Hay suficiente sensación de la antigua posada, complementada por papeles pintados elegantes, muebles encantadores y obras de arte y objetos atractivos. Además, hay muchos pequeños rincones que te invitan a sentarte con una copa de algo bueno y un periódico o un libro cautivador. La Biblioteca es un espacio increíble también; un área bellamente decorada (solo para residentes del hotel) con excelentes asientos, una gran cantidad de libros y una gramola si prefieres un ambiente tipo fiesta. Hay 36 habitaciones y suites diseñadas individualmente, cada una con su propio carácter único y cada una continuando el estilo interior de papeles pintados audaces, piezas antiguas, telas lujosas y toques indulgentes que incluyen productos personalizados creados por la reconocida marca Bramley exclusivamente para The Signet Collection, y una pequeña botella de su propio licor King’s Ginger y pan de jengibre casero para revitalizarte. Para un capricho especial, reserva una de las habitaciones Reales con una bañera doble dentro de la habitación, o una suite para una indulgente bañera de cobre profunda. Comer aquí también es una experiencia realmente buena. Hay dos opciones: el Bar Coppernose (aquí se sirve el desayuno y también ofrecen bocados ligeros) o la Brasserie 1665, y ambos están alojados en dos pisos de una rotonda con vistas al río Támesis (Coppernose arriba, Brasserie 1665 abajo). El menú en la 1665 es excelente, con algunos platos clásicos servidos con un bienvenido nuevo giro (el cóctel de gambas con un toque de sriracha es un acierto) y algunos postres teatrales que no deben perderse (el Alaska horneado para dos que se flamea en la mesa y los inolvidables soufflés de frambuesa y chocolate blanco fueron particularmente memorables). También hay una gran terraza al aire libre, que está abierta todo el año, y es un lugar popular tanto para huéspedes como para no residentes. Si estás buscando una estancia boutique que te permita acceder a lo mejor de Londres (35 minutos en tren — la estación está a cinco minutos a pie), pero sin tener que alojarte en el centro de la ciudad, entonces esto es lo que buscas. Un precioso hotel junto al río que cumple en todos los aspectos.

Sarah Empson