Tijara Fort

Nuestras reseñas

Al acercarte, la fortaleza del siglo XIX se eleva del suelo como un volcán. Dominando el paisaje local, impone una sensación de grandeza contra un fondo de arrozales. Un mosaico de temas agrícolas. La decoración en el Mardana Mahal, en particular, es espectacular, con techos cavernosos adornados por cortinas imponentes y azulejos decorativos de Ikat que ocupan el lugar de las alfombras dhurries. La mayoría de las habitaciones son de buen tamaño, con áreas de salón separadas, aunque algunos de los accesorios y muebles podrían renovarse. Sorprendente en un hotel que solo tiene unos pocos años. Aunque la estética general es encantadora, el clásico encanto rajastaní con colores brillantes y muebles llamativos para combinar. El propietario, Aman Nath, es amigo cercano de algunos de los mejores artistas de la India y ha involucrado a muchos nombres famosos para añadir grandeza a la propiedad. El Anjolie Mahal es particularmente impresionante, con un mural completo pintado por el célebre artista. El spa está ubicado en el Rani Mahal (el nombre dado a los aposentos de las damas: tiene sentido) donde se ofrecen tratamientos tradicionales y masajes fragantes. Si te gusta mantenerte en forma, hay una enorme piscina, ideal para nadar unas cuantas vueltas en una calurosa tarde soleada. Alternativamente, el hotel cuenta con siete jardines bien cuidados y muchos rincones y esterillas de yoga, por lo que no faltan lugares para hacer Surya Namaskar. Generalmente reacio a las comidas tipo buffet, las ofertas culinarias del Fuerte Tijara fueron una grata sorpresa. Un menú que cambia diariamente de ensaladas frescas, con muchas opciones vegetarianas indias, seguido de helados caseros y tartas y pasteles horneados. Una deliciosa sopa de brócoli se sirvió con la cena acompañada de panecillos crujientes, perfectos con un gran trozo de mantequilla. El desayuno fue la selección habitual de cereales, frutas frescas, huevos al gusto, así como mi desayuno indio favorito: poha.

Megan Lambert