Indigo House

Nuestras reseñas

El propietario de Indigo House recomienda a los huéspedes que lleguen tomar un taxi desde la estación de tren y el consejo es acertado porque no vas a encontrar el lugar sin ayuda, ya que está situado en un callejón sin salida al final de un laberinto de pequeñas calles en el concurrido distrito de Gion en Kioto. El apartamento es tradicionalmente japonés, sencillo, elegante y muy compacto, así que ten cuidado con las vigas. Está ligeramente amueblado, como cabría esperar, y es una maravilla de la ergonomía, aprovechando cada centímetro de espacio disponible, así que, con la lavadora frente al inodoro, cuando la naturaleza te llame, puedes ver el mundo girar, o al menos tu ropa interior. El dormitorio es la habitación más grande de la casa y una bendición si sufres de claustrofobia. Da a un cementerio, para recordarte la transitoriedad de esta vida mortal, pero es curiosamente tranquilo. Aunque el apartamento puede acomodar a cuatro personas en un apuro (con un recargo adicional y un futón desplegable en la sala de estar), no te tientes. Este es un lugar para dos personas, no más. Si son cuatro, reserva también el apartamento adyacente en la planta baja. Hay una agradable mezcla de lo moderno y lo antiguo. Así que tienes la mayoría de las comodidades modernas, refrigerador, cafetera y cocina en el pequeño área de cocina que también cuenta con una mesa para comer, todo en un entorno japonés tradicional. El baño es un buen ejemplo. La bañera rectangular es de diseño típicamente japonés y probablemente no sea la más cómoda si deseas sumergirte, pero ¿por qué molestarse cuando la brillante ducha superior produce un tsunami de agua lo suficientemente potente como para lavar tus pecados? El área inmediata casi no tiene tráfico y es maravillosamente tranquila, una bendición en el centro de Kioto, pero no está a más de un corto paseo de una multitud de pequeños bares/restaurantes que salpican las calles circundantes, uno de los cuales incluso presume de tener un perrito en la ventana (no está en venta). Estos son difíciles de reservar y los buenos se llenan rápidamente, por lo que es posible que desees comer temprano o tarde. En ningún lugar esto es más cierto que en el famoso Callejón Ponto-cho, algo así como una trampa para turistas pero muy divertido de todos modos. Por cierto, las bandadas de mujeres asiáticas que deambulan por Kioto vestidas con kimonos son casi con toda seguridad turistas de China, Taiwán o Corea. No preguntes por qué, simplemente disfruta del espectáculo.

Iain Morrison