Londra Palace Venezia

Nuestras reseñas

En Venecia hay dos vistas clásicas para despertar. Una es el Gran Canal, preferiblemente el tramo del lado de San Marcos del Rialto. La otra es la vista de la laguna desde la Riva degli Schiavoni (el Muelle de los Esclavos), con vistas de la isla de San Giorgio hacia el Lido. De todos los hoteles en este paseo marítimo, el Londra Palace, fundado en 1853, probablemente ofrece la mejor combinación de lujo y valor. De propiedad familiar y parte de Relais y Chateaux, cuenta con solo 52 habitaciones, dos tercios de las cuales tienen vistas a la laguna, y ofrece una mezcla de intimidad y hospitalidad veneciana clásica. Incluso para las habitaciones sin vista a la laguna, las del tercer piso hacia arriba tienen amplias vistas de la ciudad hacia los Dolomitas nevados.

Arriba, la decoración de las habitaciones viene en varias combinaciones de colores, para que se puedan satisfacer los gustos individuales, y se presentan en una mezcla de diseño moderno veneciano y art déco, con telas encantadoras y papeles pintados juguetones. Inusualmente para los hoteles venecianos, están inundadas de luz, y varias tienen balcones. Abajo, las salas públicas de la planta baja - el bar, el restaurante y un elegante salotto - han sido recientemente renovadas, con piezas de vidrio veneciano hechas a mano y deslumbrantes candelabros de cristal de Murano sobre un hermoso suelo de terrazo de mármol. Tienen grandes ventanales con vistas al paseo marítimo, ideales para observar a la gente o contemplar el bullicio de las góndolas y vaporetti en la laguna, algo que apenas ha cambiado en 500 años. El salotto tiene una fina colección de libros sobre Venecia y es un lugar tranquilo para relajarse después de un día ajetreado de turismo. El bistrot y restaurante LPV ofrece una selección de alta cocina (platos venecianos clásicos como hígado con polenta) o bocadillos de bar, a menudo acompañados por un piano.

Para algo realmente especial, derrocha en una de las suites de los pisos superiores. La suite Jules Verne (sí, él se hospedó aquí, junto con Tchaikovsky, Borges y D'Annunzio) con su terraza, por ejemplo, tiene una vista de 360 grados de la laguna y la ciudad, con los Dolomitas claramente visibles en la distancia en un día despejado. Y aunque no hayas derrochado en una suite, puedes reservar la terraza 'nido de águila' para una cena romántica al atardecer. Esto presume de tener una de las vistas más espectaculares de Venecia, y es un lugar preferido para que los hombres se arrodillen...

Por último, el personal es encantador. Al ser de gestión familiar, extienden este ethos a cómo tratan a sus huéspedes, algo que el dinero no puede comprar en esta ciudad.

James Dunford Wood