Luna Laguna

Nuestras reseñas

Kalpitiya sigue siendo un destino poco conocido en cuanto a vacaciones en Sri Lanka. Un poco más de cuatro horas en coche al norte de Colombo, en la tranquila costa oeste, esta impresionante península está bordeada por una laguna de agua salada por un lado y el Océano Índico por el otro. Históricamente, la zona era famosa por su pesca y perlas, así como por su comercio marítimo. Espere ver botes de pesca pintados de colores brillantes en vastas playas de arenas doradas, salinas bajas y altísimos árboles de palmyra alcanzando cielos de un azul brillante. 

La mayoría de los visitantes de hoy son entusiastas del kitesurf, aprovechando el viento para deslizarse sobre las aguas tranquilas de la Laguna de Kalpitiya. Para aquellos que no contemplan hacer kitesurf, Kalpitiya ofrece una rara oportunidad de descubrir un rincón tranquilo de Sri Lanka, donde el ritmo de vida sigue siendo encantadoramente relajado. 

Para ello, Luna Laguna es mágica. Las seis habitaciones del hotel están decoradas individualmente, con puertas de madera antiguas, paredes pintadas en ocre y grandes camas adornadas con bonitos cojines estampados. Curiosidades vintage se posan sobre arcones de madera, coloridos batiks adornan las paredes y sillas de mimbre invitan a la pereza. Los baños de concreto pulido con duchas de lluvia y techos de tejas están parcialmente abiertos, y escucharás pájaros piar o ranas y grillos zumbando mientras te enjuagas después de un chapuzón en la piscina o de una excursión en kayak. Tres de las habitaciones más grandes dan a la laguna, conectadas por un patio de ladrillo rojo. Dos ofrecen espacios privados en la azotea; perfectos para un gin tonic al atardecer mientras los pájaros revolotean sobre la superficie del agua. Las otras habitaciones, un poco más pequeñas pero igual de encantadoras, están ubicadas dentro de los jardines y son ideales para aquellos que buscan esconderse. 

Las áreas compartidas incluyen una piscina soleada, ambalamas sombreadas con sofás bajos y sillas mariposa para leer con una taza de té, y el pabellón de comedor, donde se sirven grandes desayunos cada mañana y cenas de tres platos se disfrutan por la noche. Piense en pescado recién capturado a la parrilla con una chispeante salsa de chile y soya, clásico arroz y curries, o platos llenos de biriyani. Las comidas se disfrutan en una mesa con otros huéspedes, aunque se puede organizar una cena privada a pedido y puede socializar tanto o tan poco como desee. Al igual que muchos hoteles pequeños en Sri Lanka, Luna Laguna es BYOB. Puede recoger cerveza y vino en el pueblo, o llegar con algunos del duty free; el amable equipo estará encantado de guardarlo en el frigorífico y ofrecerle vasos, hielo y lima cuando quiera. 

Maravillosamente íntima y romántica, Luna Laguna ofrece una idílica sensación de escapismo. El equipo es discreto pero servicial, y hay muchas oportunidades para largos paseos, visitas a iglesias y el antiguo Fuerte Holandés, o excursiones en barco escénicas. Pero se te perdonaría simplemente pasear desde generosos desayunos hasta la piscina, a tu terraza y de vuelta. ¿Qué más se puede pedir?

Saskia Walker