Tarabel Lisbon

Nuestras reseñas

Tarabel Lisboa se encuentra en un palácio del siglo XIX, pero se siente como una casa privada desde el momento en que entras. La diseñadora de interiores francesa Rose Fournier ha reimaginado este palácio con fachada azul en Lapa, la misma mente detrás del Riad de Tarabel en Marrakech. El tamaño y el espacio son generosos: puertas altas, paredes blancas, techos altos y una suave luz que cambia a lo largo del día. La sala de estar es más como un salón familiar con sofás de lino en los que te hundes, libros de interiorismo y estilo de vida y flores frescas. Te encuentras relajándote sin siquiera intentarlo. La historia de Rose en Marrakech aparece como una referencia sutil; difusores de flor de azahar llevan la suave fragancia que puedes recordar del Riad de Tarabel, un vínculo sutil entre las dos casas. Hay otros recordatorios también, incluidas las pantallas de lámparas de mimbre hechas a mano. Los materiales son suaves, calmantes y honestos: yeso cremoso, maderas antiguas, textiles pálidos y espejos y muebles desgastados por el tiempo, muchos de los cuales Rose ha descubierto en mercados de pulgas franceses. Afuera, las terrazas se abren a jardines en niveles y una piscina verde botella (climatizada en los meses de invierno), con vistas al río Tajo. 

Si estás en el primer o segundo piso y cargado de equipaje, hay un pequeño ascensor (con hermosos interiores pintados) para llevarte arriba. Bueno saberlo si planeas hacer compras en Lisboa. Las camas son genuinamente grandes, la ropa de cama es fresca y hay un espacio adecuado en el armario (con estantes de cuero hechos a mano), por lo que tu suite permanece ordenada, sin excusa para dejar ropa en el suelo. Las persianas opacas hacen su trabajo, un solo toque atenúa las luces, y los ventiladores coloniales silenciosos mantienen el aire en movimiento (también hay aire acondicionado). Los grandes baños (todos en suite y algunos parte de la propia suite) están diseñados para largos baños, duchas vigorizantes y prepararse a tu propio ritmo: piensa en bañeras con patas, jabones de glicerina de flor de azahar hechos en Marrakech, productos de Molton Brown de naranja y bergamota, y lavabos dobles. Las toallas gruesas y esponjosas con monograma están exactamente donde las quieres después de un baño o ducha caliente. Varias suites se abren a terrazas privadas con vistas a los jardines, la piscina y el río más allá. 

El chef Afonso Blazquez Raposo cocina comida portuguesa con sabores claros, estacionalidad y un toque moderno. El desayuno en la veranda estilo invernadero es sin prisas, con granola y mermeladas caseras servidas en tazas de té vintage, pastel de manzana, pasteles y huevos preparados a tu gusto. Tampoco hay límite de tiempo para el desayuno; ¿te despiertas a las 11? ¡No hay problema! El almuerzo se sirve en la veranda, en el jardín o junto a la piscina, y la cena es la manera perfecta de terminar el día. Hay un par de buenos restaurantes (Skizzo es uno de ellos, aunque puede llenarse y ser ruidoso) a diez minutos a pie, así que si te quedas un par de días, pregunta al equipo por sus recomendaciones.

Tarabel enmarca Lisboa en lugar de competir con ella. Estás a minutos del Museo de Arte Antiguo, cerca del río y a un corto viaje de Bairro Alto y Chiado. Sal a disfrutar de una galería, almuerzo o una mesa tardía, luego regresa a casa a tu terraza y las vistas al río. Lisboa puede estar más concurrida que hace diez años, pero en Tarabel Lisboa el ritmo sigue siendo pausado y civilizado. Tarabel te ofrece la comodidad de un hogar privado con el encanto, lujo y estilo de un hotel boutique bien gestionado en uno de los distritos más elegantes de Lisboa. Un lugar muy encantador y romántico para alojarse.

Lulu Townsend