Dakota Edinburgh

Nuestras reseñas

Una enorme caja negra, The Dakota Edimburgo se alza sobre el Ferrymuir Retail Park cercano (a 10 minutos del Aeropuerto de Edimburgo) como la fortaleza de ciencia ficción de un dictador planetario muy consciente del estilo. No se desespere. No hay ningún señor oscuro acechando dentro de esta cáscara futurista. En cambio, encontrará un personal ansioso por complacer, con 'perfecto' o 'fantástico' como sus palabras más frecuentes. Las áreas públicas presentan acentos de diseño que evocan una era desaparecida de la aviación. Hay una vibra retro, post-industrial artística, con mucho cuero, cromo, ladrillos expuestos y conductos de techo y pasarelas de iluminación visibles. Los ascensores están forrados con cuero de avestruz claro y hay toques retro como grandes escritorios con tapa de cuero en las habitaciones también. Pero no hay nada anticuado sobre el enorme televisor de pantalla plana, los puertos de carga USB y el WiFi gratuito, o las grandes camas con sábanas de alto conteo de hilos y almohadas hipoalergénicas, o las duchas de lluvia. La decoración es en tonos de gris (al menos seis, desde paloma hasta carbón), y las batas de baño también son grises. De vuelta al nivel del suelo, el restaurante grill es un oasis (y lo necesita, ya que la zona inmediata es un desierto culinario). El menú destaca por el mar y tierra, principalmente de fuentes escocesas. El desayuno es robusto, con delicias cocinadas a pedido, incluidos arenques y ahumados de Arbroath que complementan un buffet continental. Quizás no sea un lugar para más de una noche, pero el Dakota Edimburgo supera a la mayoría de los hoteles de aeropuerto y cercanos a la autopista, por lo que es perfecto para la noche anterior a un vuelo temprano por la mañana, o después de una llegada tardía.

Robin Gauldie